Espero que estés teniendo un gran día. Hoy quiero compartir contigo algo que me marcó profundamente y que creo que te va a resonar. Hace años, mientras preparaba un vuelo en mi entrenamiento de aviación, un instructor me llamó la atención por un error que pudo haber sido fatal: las tapas de combustible de mi avión estaban abiertas. ¿La lección? No importa quién cometa el descuido, como piloto —y como persona— yo soy el responsable de mi vida y de lo que me rodea.
En este artículo que acabo de publicar en Substack, te invito a explorar cómo este principio de la seguridad industrial puede convertirse en una herramienta poderosa para tu crecimiento personal. No se trata solo de revisar tornillos o tanques, sino de hacernos cargo de nuestros pensamientos, acciones y propósito. Haz clic aquí para leerlo completo y dime qué opinas: ¿cómo podrías aplicar esta idea en tu vida o trabajo? Me encantaría saberlo.
Gracias por ser parte de esta comunidad. Tus reflexiones siempre son bienvenidas.
Un abrazo fuerte,
Luis Gaviria
Share this post