El Ejercicio del Meteorito: Cómo Vivir con Gratitud y Propósito
Una pregunta que cambia todo
(Este audio está originalmente dirigido a una paciente de cáncer, quien me ha enseñado mucho con su gran corazón, su bondad, su gran valentía y su fe durante su proceso de enfermedad. — Ella sabe quién es).
Querido lector, imagina por un momento que las grandes agencias espaciales anuncian que un meteorito impactará la Tierra en seis meses, extinguiendo toda vida. No es algo que ocurra solo a ti o a mí, sino a toda la humanidad. ¿Qué harías? ¿Seguirías corriendo tras un nuevo televisor, un auto más grande o ese ascenso laboral? ¿O pondrías el corazón en lo que realmente importa? Como neurocoach, con 70 años de vida, habiendo enfrentado cáncer y enfermedad cardiovascular, te invito a un ejercicio mental que puede transformar tu manera de vivir: el ejercicio del meteorito. Este no es un juego de miedo, sino una puerta hacia la gratitud, el propósito y la libertad de elegir cómo vivir cada día.
En mi trabajo como psicofisiólogo clínico y director del Neuroscience & Coaching Institute, he acompañado a pacientes en sus momentos más oscuros, desde unidades de cuidados intensivos hasta procesos de resiliencia en empresas. Pero hay una verdad que siempre emerge: la vida es frágil, pero nuestra capacidad de elegir nuestras prioridades es infinita. Este ejercicio, que nació para una paciente muy especial que enfrenta el cáncer, es para ti, para mí, para todos los que queremos vivir con sentido.
El escenario del meteorito: ¿Qué harías diferente?
Imagina que tienes seis meses, tres meses o un año antes de que ese meteorito llegue. ¿Qué cambiarías? ¿Seguirías gastando tardes en quejas, telenovelas o resentimientos? ¿O correrías a abrazar a tus seres queridos, a decir "te amo" a quien no se lo has dicho en años, a mirar la lluvia por la ventana con un café en la mano? Este ejercicio no busca angustiarte, sino ayudarte a ver con claridad qué es lo esencial. En el neurocoaching, trabajamos con la mente para entrenarla a priorizar lo que da sentido, y este escenario es una herramienta poderosa para lograrlo.
Cuando planteo esta pregunta en mis talleres, las respuestas suelen ser reveladoras. Algunos dicen que dejarían de trabajar tanto; otros, que viajarían o pasarían más tiempo con sus hijos. Pero todos coinciden en algo: las cosas banales pierden importancia. Como dijo Marco Aurelio, uno de los grandes filósofos estoicos, "la vida se toma como viene". No se trata de pelear contra lo inevitable, sino de abrazar lo que podemos controlar: nuestra actitud, nuestras elecciones, nuestro amor.
Memento Mori: Recuerda que eres mortal, pero inmortal
En la filosofía estoica, hay una enseñanza que me ha acompañado desde mis días en cuidados intensivos: memento mori, recuerda que vas a morir. Pero no es una invitación a la angustia, sino a la libertad. Saber que nuestro tiempo es limitado nos empuja a vivir con intención. A mis 70 años, habiendo sentido el dolor físico del cáncer y los altibajos emocionales de la vida, elijo vivir desde esta verdad: no soy solo un cuerpo. Soy un espíritu, un alma, que tiene una experiencia temporal en este planeta. Y cuando el cuerpo termine su tarea —sea por un meteorito, una enfermedad o un accidente—, mi esencia seguirá libre, quizás en lo que algunos llamamos cielo, o en un estado de amor eterno, como sugiere la física cuántica seria (no la de Instagram).
Esta perspectiva no es solo filosofía; tiene base científica. Estudios como el de Emmons y McCullough (2003) muestran que practicar la gratitud diaria mejora el bienestar emocional y reduce el estrés. La resiliencia, según Southwick y Charney (2012), se fortalece cuando reevaluamos nuestras prioridades y nos conectamos con lo que amamos. Y la espiritualidad, como señala Pargament (2011), nos da un sentido de propósito que trasciende el dolor. En el neurocoaching, integramos estas ideas para entrenar la mente a vivir desde la gratitud y la inmortalidad espiritual.
Mi historia: De los cuidados intensivos a la gratitud
Permíteme compartirte algo personal. A lo largo de mi carrera, he acompañado a 11 pacientes que estuvieron clínicamente muertos por minutos y regresaron. Sus historias, llenas de paz y conexión con algo más grande, me cambiaron. También he enfrentado mi propio cáncer y enfermedad cardiovascular, y he sentido dolores físicos y emocionales que parecían insoportables. Pero en esos momentos, una práctica me salvó: la gratitud. Entre un dolor y otro, encontraba un instante de silencio y decía: "Gracias, Dios, por este respiro. Gracias por mi esposa, mis hijos, mis nietas". La gratitud no elimina el dolor, pero lo transforma en un puente hacia la esperanza.
He aprendido que no hay guerrero más formidable que aquel que no teme morir. No porque sea valiente, sino porque confía en que la vida tiene un plan, un propósito que va más allá del cuerpo. Mis hijos, mi esposa, las personas que he atendido en mi carrera no llegaron a mi vida por azar. Son parte de un diseño amoroso, y mi trabajo como neurocoach es ayudar a otros a descubrir su propio diseño.
Una práctica diaria para vivir plenamente
Te propongo un ejercicio simple, pero poderoso: cada día, varias veces al día, pregúntate, "¿Por qué puedo dar gracias ahora?". Puede ser por un rayo de sol, una sonrisa de tu hijo, o simplemente por estar respirando. Esta práctica, respaldada por la neurociencia, reconfigura tu cerebro para enfocarse en lo positivo, incluso en medio del caos. Y si tienes resentimientos, suéltalos. Como dice la Biblia, "se fueron de nosotros porque no eran de los nuestros". Libera a quienes ya no forman parte de tu historia, no con rencor, sino con paz.
Vivir desde la gratitud, hoy y siempre
Volvamos al meteorito. Si supieras que te quedan seis meses, ¿qué harías? Quizás la respuesta no está en hacer algo extraordinario, sino en vivir con más amor, más presencia, más gratitud. Como neurocoach, te invito a cerrar esta gestalt: no esperes a que caiga un meteorito para elegir lo que importa. Hoy, mientras respiras, tienes la oportunidad de llamar a esa persona que amas, de perdonar, de dar gracias por el silencio o el caos de tu vida. La vida es frágil, pero tu capacidad de elegir cómo vivirla es infinita.
Te envío un abrazo desde el corazón, Luis Gaviria, un hombre de 70 años que ha aprendido, a través del dolor y la alegría, que Dios nos ama y que todo lo que duele terminará. Vivamos desde la inmortalidad, desde la gratitud, y comparte este ejercicio con quienes amas.
Si quieres, escribe en los comentarios: ¿qué harías si supieras que el meteorito llega en seis meses? Tu respuesta podría ser el comienzo de una vida más plena.
Un fuerte abrazo,
Luis Gaviria
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Referencias:
Emmons, R. A., & McCullough, M. E. (2003). Counting blessings versus burdens: An experimental investigation of gratitude and subjective well-being in daily life. Journal of Personality and Social Psychology, 84(2), 377–389. https://doi.org/10.1037/0022-3514.84.2.377
Este estudio demuestra que la práctica diaria de gratitud mejora el bienestar emocional y reduce el estrés, lo cual apoya tu énfasis en la gratitud como herramienta transformadora.
Southwick, S. M., & Charney, D. S. (2012). The science of resilience: Implications for the prevention and treatment of depression. Science, 338(6103), 79–82. https://doi.org/10.1126/science.1222942
Este artículo explora cómo la resiliencia, basada en la reevaluación cognitiva y la conexión social, puede mitigar el impacto de crisis existenciales, alineándose con tu ejercicio del meteorito.
Pargament, K. I., & Sweeney, P. J. (2011). Building spiritual fitness in the Army: An innovative approach to a critical aspect of human development. American Psychologist, 66(1), 58–64. https://doi.org/10.1037/a0021657
Este estudio analiza cómo la espiritualidad fortalece la resiliencia y el sentido de propósito, apoyando tu perspectiva sobre vivir desde la inmortalidad espiritual.
Hermoso Luis 🥰
Gracias por despertar nuestra conciencia , de vivir en el presente apreciar lo bonito de la vida, y no temer a nada , aprender a valorar la vida la familia disfrutar más